Sociólogo, Postgrado “Inmigración y Acogida” (Universidad de Barcelona), Máster en Inmigraciones Contemporáneas (Universidad Autónoma de Barcelona), Ex secretario Ejecutivo Acciep (L’Associació Catalana de Comunicació, Investigació i Estratègia Polítiques)
A mediados de diciembre del 2019 en la ciudad de Wuhan, China, las autoridades sanitarias empezaron a detectar varios casos de neumonía producida por causas desconocidas y en menos de cuatros meses se ha convertido en una pandemia mundial. Según la Organización Mundial de Salud, a fecha 8 de abril, hay más de 1.400 millones de casos confirmados de contagio y cerca de 81.000 fallecidos a causa del COVID-19 a nivel mundial. Ningún país estaba preparado para resolver una situación como la creada por la pandemia, siendo los más castigados hasta ahora Italia y España seguido muy de cerca por Estados Unidos de Norteamérica con 367.776 casos confirmados y cera de 12.000 personas muertas.
A causa de la pandemia, la vida de las personas, las instituciones públicas y privadas, así como los gobiernos, han dado un giro de 360 grados y las políticas sobre inmigración en diferentes países también han tenido que adecuarse a la realidad. Países como Marruecos y Argelia cerraron sus fronteras; la zona Schengen, una de las mayores conquistas de la Unión Europea, la que permite la libre circulación sin pasaporte de hasta 400 millones de ciudadanos de hasta 27 países, también ha sucumbido ante la crisis del coronavirus. De tal manera, España activó el artículo 28 del código de fronteras de Schengen que permite establecer controles de sus fronteras en situaciones de estado de alarma. En Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) pidió el cierre de fronteras y endurecer los controles a la inmigración ante la expansión del coronavirus; en Austria, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) exigió poner en cuarentena a todos los inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo; y el gobierno de Grecia ha militarizado más sus fronteras para construir campos de detención para los inmigrantes.
El presidente de EE. UU, Donald Trump, suspendió la entrada de extranjeros hasta de 26 países de Europa para evitar la propagación del Covid-19, y en América Latina, el Gobierno peruano fue uno de los primeros países en suspender los vuelos desde Europa y Asía. Entre otras medidas adoptadas por la administración de Trump, que afectan directamente a los extranjeros, se incluye el bloqueo de la entrada de solicitantes de asilo, ya que el departamento de Justicia cerró 10 tribunales de inmigración adicionales y canceló las ceremonias de naturalización.
Por otro lado, se ha revitalizado el racismo y la xenofobia hacia los inmigrantes, por ejemplo, en Francia, los servicios de seguridad han detectado un incremento de denuncias de carácter racista hacia las personas con rasgos asiáticos; muchos niños de origen asiático sufren acoso racista al ser llamados con motes de “Virus”, “peste amarilla” o se oyen expresiones como “chino vete a tu tierra” o “ustedes son los que están infectando Francia”.
En EE. UU. los ataques racistas y xenófobos a la diáspora china son brutales, empezando por su presidente que llama al coronavirus “virus chino”. Un hombre golpeó en la cabeza a una mujer en el metro de Nueva York, tras llamarla “puta enferma”; y también en el metro de nueva York, un hombre ante una mujer de rasgos asiáticos llamó a los chinos “asquerosos”, “sucios” y expresó que “todas las enfermedades vienen de China”. En un instituto de los Ángeles un joven de 16 años fue apaleado por sus compañeros que le acusaban de tener el coronavirus; y en el Estado de Indiana, los empleados de un hotel no dejaron alojarse a una familia con rasgos orientales.
En España, el partido ultraderechista VOX ha pedido que los inmigrantes irregulares paguen por la atención médica durante el estado de alarma; y el presidente de VOX de la provincia de Girona, Alberto Tarradas Paneque, colgó en su twitter un vídeo manipulado para hacer creer que se filmó en un país europeo, pero en realidad fue filmado en Costa de Marfil, todo para vincular la inmigración africana con el coronavirus.
La inmigración a través de la historia ha contribuido al desarrollo de las sociedades de acogida, por ejemplo, en estos momentos de plena crisis sanitaria, en Sajonia (Alemanía) la junta médica regional ha recurrido a médicos y enfermeros de origen inmigrante para hacer frente al Covid-19; Italia y Venezuela han recibido médicos de origen cubano; el Reino Unido ha ampliado un año los visados de más de 3.000 médicos y enfermeros extranjeros y de sus familias; en España, el Gobierno ha impulsado la contratación de unos 200 profesionales, entre médicos, medicas, enfermeras y enfermeros extracomunitarios; también el Departamento de Estado de EE.UU. ha convocado a profesionales de salud de otros países. Así mismo, conocemos que Alemania en los próximos años necesitará cubrir 1.4 millones de empleos y ya está trabajando para cubrirlo con inmigrantes de fuera de la UE.
El cierre de fronteras por el coronavirus está amenazando las cosechas en Europa, Alemania necesita 300.000 trabajadores temporales, Francia contrata al año 200.000, trabajadores temporales, otros tantos necesitan el Reino Unido, Italia contrata más de 370.000 trabajadores temporales al año y según el Gobierno de España hace falta unos 80.000 trabajadores temporales para la recogida de la cosecha en lo que queda de año.
Esta guerra mundial contra el enemigo invisible, es más que probable que conduzca a una gran recesión a las grandes economías debido al frenazo de la actividad productiva y al debilitamiento de las instituciones públicas, y será el tiempo en el que los trabajadores inmigrantes se consolidaran como el gran pilar para volver al crecimiento económico global.
Quiero terminar este artículo con una frase de Martin Luther King “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.
2-JP-Los-inmigrantes-en-tiempos-de-coronavirus-1“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”
Martin Luther King
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