40 años, caminando a tu lado.
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La radio en tiempos del coronavirus: La radio de servicio, la radio con rostro humano.
Gladys Olórtegui Mariño (@gladysolortm)
Periodista
Docente – Escuela de Ciencias de la Comunicación (Universidad Nacional Federico Villarreal), Magíster en Políticas Sociales con Mención En Gerencia De Proyectos y Programas Sociales (Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo).
A raíz de la crisis sanitaria que se vive en el Perú y el mundo, en nuestro país, el Estado peruano determinó el aislamiento social hace 30 días, obligándonos al confinamiento en nuestras casas, mientras los docentes y estudiantes nos alistábamos para retornar a nuestros centros de labores sin siquiera presagiar lo que vendría más adelante: la suspensión de toda actividad, entre ellas, las labores escolares presenciales que ya algunas Instituciones Educativas privadas, inclusive habían empezado.
Y es cuando se apuesta por la tecnología, sí aquella esquiva para las grandes mayorías, especialmente para los excluidos y olvidados peruanos que apenas, muchos de ellos, cuentan solo con el tradicional aparato que conocemos y los acompaña en su diario caminar, la radio. Tener internet, en muchos hogares es un privilegio, más si falta para el pan, pero las autoridades gubernamentales determinaron que no se perderá el año escolar y por tanto llevarán sus materias a través de una computadora que requiere de internet y de servicio eléctrico. La otra posibilidad el televisor, y la tercera alternativa si se prescinde de las dos anteriores, la radio. Así miles de escolares iniciaron sus clases un lunes que nunca olvidarán. Hablar de la cobertura del internet en los hogares peruanos es complicado, lo que hace evidente las brechas del acceso al internet que es el muro que se asoma para limitar este tipo de enseñanza. ¿Qué es más importante para el poblador de nuestro Perú profundo? el servicio eléctrico, el internet y la computadora, o los ¡alimentos de pan llevar! La respuesta salta a la vista, como salta a la vista el desamparo de nuestros hermanos peruanos en los confines del país sin servicios básicos que por dignidad humana deberían tener.
A pesar de estas inequidades por la falta de presencia del Estado que atienda demandas de mejores condiciones de vida, aunque el coronavirus nos ha sorprendido, el sistema educativo tiene que caminar, no debe paralizarse y salvar el año cueste lo que cueste. Por ello el gobierno a través del Ministerio de Educación (Minedu) ha establecido la estrategia “Aprendo en casa” medida con ciertas falencias a mi modo de ver, porque no todos los maestros están preparados y tampoco los alumnos, frente a tanto desánimo, igual se aprenderá en el camino. Considero prioritario previa a la implementación la capacitación e inducción a los protagonistas.
Con este sistema de educación, los hogares que tienen internet recibirán clases virtuales haciendo uso de diversas plataformas, otros, a través de la televisión y muchos quizá a través de la radio, gracias a que solo 335 emisoras retransmitirán las sesiones, a pesar que en el Perú existen 5528 estaciones radiales, de las cuales el 74% son comerciales, 25 % educativas y el 1.1 % comunitarias. Fuente: (Consejo Consultivo de Radio Y Televisión)
La Ley 28278 de Radio y Televisión en el artículo II, precisa que la prestación de los servicios de radiodifusión se rige por los siguientes principios, entre otros muchos: f) El fomento de la educación, cultura y moral de la nación. Sumada a ella en el artículo III, que “en calidad de rol promotor del Estado promueve el desarrollo de los servicios de radiodifusión, especialmente en áreas rurales, de preferente interés social o en zonas de frontera, priorizando los servicios de radiodifusión educativos, con el objeto de asegurar la cobertura del servicio en todo el territorio, en el marco de políticas de desarrollo, integración y afianzamiento de la identidad nacional” Ley que los propietarios de los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, hicieron eco del mandato.
Bajo esta premisa todas las emisoras del país deberían sumarse a este proceso educativo como responsabilidad social y compromiso solidario, sin exigencias o pedido expreso del Estado; recordemos que el espectro radioeléctrico es de todos los peruanos, considero que es momento de sumar esfuerzos y hacer de los diales de la radio, la magia que a través de las variedad de voces y lenguas surquen cerros y quebradas gracias a la AM, y valles y ciudades por la FM haciendo un espacio educativo y cultural que es la tarea que venimos propiciando desde hace mucho con programas magazines como “Dialogando” abordando temáticas de salud, educación, interculturalidad, reportajes y entrevistas con contenidos sociales, además del fortalecimiento de nuestra identidad con “Nuestras raíces”, experiencias que dan buenos resultados.
Como docente universitaria en las sesiones de aprendizaje de periodismo radial y taller de radio, les mostraba a los estudiantes la importancia de la radio en el desarrollo de los pueblos, en la vocación de servicio que se imprime en la programación de contenidos, esa es la radio con rostro humano, que el pueblo la hace suya”
Ahora las imágenes se actualizan, sin imaginar siquiera que la promoción de la educación y cultura en los años 70 promovida por el Padre Salcedo en Boyacá – Colombia a través de radio Sutatenza, vuelva a esta realidad, a este contexto tecnológico con niños y jóvenes con radio en mano recibiendo las clases dispuestas por el Ministerio de Educación. Realidad que contradice a los expertos en tecnología cuando aseguraban el ocaso de la radio convencional, sí, esa de la AM, FM y OC, esta última aún pocas sobreviven aún. Entonces nos lleva a reflexionar sobre el rol de las radios educativas y comunitarias, incluso de esas comerciales que sólo propician vender publicidad, pero es tiempo ya de contribuir, con un granito de arena, ahora que el lema debe ser “solidaridad y compromiso”, y recordarles que la ley les exige también.
La radio, ese pequeño aparato que tenemos en casa que conmocionó en los hogares peruanos en 1925, que empezó transmitiendo cultura y educación, antes que incluso existiera la normativa y obligatoriedad que esgrime la Ley de radio y televisión, hoy es protagonista en miles de hogares del Perú. Apuntemos nuestras miradas en esas radios de las comunidades, de los distritos y provincias para acercarnos a los pobladores en lenguas originarias como el quechua, aimara, shipibo, ashaninka, awajun, yanesha y shawi, entre otras. Gratitud y reconocimiento también a medios como Cutivalú en Piura, radio Marañón en Jaén, Radio Onda Azúl en Puno, radio Santo Domingo en Chimbote, radio Ilucán en Cutervo por promover cultura e identidad.
Si radio Sutatenza en Boyacá – Colombia redujo el analfabetismo en los años 70, un modelo de educación radial que se convirtió en referente para muchas emisoras de América Latina con la implementación de programas de educación y desarrollo rural de la Fundación Radio Escuela para el Desarrollo Rural, revolucionó el mundo y las audiencias de las radios. Sin ninguna duda, a Radio Sutatenza le debemos gran parte de la transformación educativa y cultural del campo. Siempre debe ser recordada como el origen de la radio al servicio de sus oyentes.
El concepto de radio educativa o de escuelas radiofónicas, con actualidad todavía en el continente, se debe, en gran, medida, a la audaz iniciativa del padre Joaquín Salcedo, hasta entonces, en ninguna parte de América Latina se había desarrollado sistemáticamente las potencialidades educativas de la radio” sostiene José Ignacio López Vigil, destacado y apasionado estudioso de la radio.
Esperamos que ese aparato pequeño que muchos tenemos en casa en un lugar preponderante, en la zona rural colgados bajo un clavo encima del poyo de la casa, o en el campo mientras trabajan con el arado en la siembra o cosecha está ella, la radio, imponente suspendida bajo las ramas de un árbol regalándonos su voz, su música, su historia y noticias. Espero que ahora en toda su plenitud se escuche la cálida voz del maestro y maestra en diversas lenguas, hablándoles con voz afectiva cual salón de clase no solo a los niños y jóvenes, sino también a la familia que será parte de este proceso en un encierro inesperado, pero saludable para preservar la vida. Esa es la radio que queremos, esa es la radio que promovemos, la radio de servicio, la radio con alma.
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